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Fotografía... mi talento escondido

Posted by Goro on 12:47:00 p. m.

Pues sí, hace unos dias se me prendio el foquito y me entraron las ganas de ser un gran fotografo y sobretodo meterlo a mi gran amor "la ecologia y el planeta", pienso que puedo llegar a ser los ojos del planeta y con esas imagenes decirle a sus habitantes lo que siente, hay tantas cosas que hay aqui y muchos ni cuenta se dan.

Uno piensa que fotografia es solamente apretar el boton y que salga el flash, pues no es totalmente diferente, hay que trabajar varios aspectos y yo no pense que llegaria a ser tan jodido pero bueno son gajes del oficio.

Hoy me siento con tantas ganas y raro pues ojala me pase seguido lo que paso el fin de semana porque me llena de alegria =D!


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El poder del perdón

Posted by Goro on 1:33:00 a. m.

La semana pasada como tenia plata me compre la revista Selecciones de este rico mes =D, como nunca me puse a leer interesado la revista y la verdad que esta bien bacan; tiene buen contenido y muchas cosas interesantes como 30 tips para cuidar el agua, hacer nuestros tonos verdes entre otras cosas; un reportaje que me llamo la atencion fue el articulo sobre el poder del perdon de Julio Bevione (www.vivirenlazona.com), les pondre lo que dice el articulo.

Laura tiene 40 años, es guatemalteca y vive en Miami. Una tarde al llegar del trabajo tuvo una conversación con su esposo, Claudio, que la derrumbó. Luego de casi 5 años de matrimonio, estaba decidido a abandonar el hogar. Afirmó que la rutina y su indeferencia habían hecho que la relación perdiera todo sentido.

Laura llegó a mi buscando una salida para su vida de desconsuelo, inseguridad y mala fortuna. En meses pasados también había perdido su trabajo de muchos años. Además, estaba muy mal de salud y se sentía extremadamente sola. Para abrir una brecha en su dolor le pregunté: "¿Con quién estás enojada?" "Con Claudio", dijo sollozando. "Desde que me abandonó no he logrado a vivir en paz".

Comenzamos a desatar el enredado ovillo. Luego de una larga conversación, Laura tomó la única decisión que, a pesar de lo que había ocurrido, la llevaría a recuperar el bienestar: perdonar. Entendió que éste era el mejor regalo que se podía dar a sí misma.

Haber culpado a Claudio de todo fue el primer paso que la llevó a perder el control. Al no asumer ella ninguna culpa, la culpa de Claudio se convirtió en la estrella del gran escenario que montó inconcistentemente y la hacía sentir mal. Culpamos a otros cuando creemos que alguien hizo algo en nuestro perjucio o no hizo lo que creemos merecer y, por lo tanto, debe sufrir las consecuencias. Pero no siempre es así. Bajo esta lógica, comenzamos a relacionarnos con la otra persona a través de juicios. Atacamos y nos defendemos. Creemos que tenemos la sabiduría suficiente para ser justos. Sabemos lo que está bien y lo que está mal, quién es inocente y quién es culpable.

Y creyéndonos justos, condenamos la conducta de la otra persona, haciéndola sentir culpable por ser como es, esperando que cambie y sea de la manera que nosotros deseamos. Y asi caemos presos de la trampa que nosotros mismos tendimos: las personas nunca cambian como realmente esperamos. Nos convertimos en las verdaderas víctimas de la historia. Es un cometido imposible, pues nadie hace nada a nuestro gusto y, por esa razón, nunca llegamos a encontrar la paz. Pero existe un camino de regreso y éste comienza con la responsabilidad.

Laura pudo facilitar el proceso del perdón cuando llegó a ver a Claudio como alguien que pedía ayuda y atención. Así, pudo cambiar su actitud defensiva por una de compresión. Cuando Laura se puso en el lugar de Claudio y analizó lo que éste habia vivido desde niño, cuáles habían sido sus experiencias y cómo había sido la relación con ella, concluyó que, en su lugar, quizá hubiera hecho lo mismo.

El perdón requiere que revisemos la historia personal de quien nos ha atacado, no para justificar sus acciones, sino para entenderlas. Eso hace más fácil dar el primer paso y, poco a poco, eliminar los juicios que mantienen vivo el conflicto. Finalmente, no nos sentimos mal por lo que pasó, sino que por los pensamientos con que seguimos condenando a esa persona.

Si nos resulta difícil perdonar, dejemoslo en manos de un poder superior, confiando plenamente en su amor incondicional y poniendo a un lado nuestras razones. Pero hay otra manera de volver a ver las situaciones o las personas pendientes. Somos nosotros quienes debemos desarmar este juego de culpas y castigos. Aprendamos de Laura, quien le informó a Claudo de su decisión de perdonarlo con la siguiente carta:

"Querido Claudio:

Hoy he decidido dar vuelta a esta página de dolor. Quisiera que todo hubiera sido diferente, pero acepto las cosas como sucedieron. Renuncio a imponer mi razón y decido liberarte. Sé que esta decisión me devolverá la serenidad y podré rehacer mi vida. Te perdono con el corazón. Pienso en ti y puedo sentir paz otra vez. Comencé a sentirla cuando dejé de juzgarte. Y le agradesco a Dios por darme la fuerza para tomar esta decisión." Atte. Laura

Si caes, levantate. Una diferencia entre el fracaso y la derrota es que, fracasos hay muchos y de esos se aprenden; pero derrota es el sentido que das a que te acobardas, a que ya no puedes seguir, ya no puedes intentarlo.

Y tú cual eliges?


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